domingo, 15 de julio de 2007

El poder de la vida



Conservar las semillas, un desafío global


Vandana Shiva, científica de la India, directora del centro Navdyana, dio a conocer, en el encuentro de comunidades de alimentos Terra Madre 2006, el Manifiesto de las Semillas, un documento que insta a conocer su valor en la naturaleza y la necesidad fundamental de protegerlas.
Este mínimo libro que se repartió en varios idiomas entre los concurrentes, tiene la finalida de ser una guía de protección, conservación y uso adecuado de las semillas en el mundo, resguardadas por millones de campesinos de todos los continentes desde hace milenios.
Su aparición intenta aumentar los esfuerzos globales por cuidar que no se extingan y crear acciones que permitan lograr una agricultura sostenible, la soberanía de los alimentos entretanto abraza los derechos de los agricultores.
Vandana Shiva, al presentarlo, pidió comprometerse con el documento y reconocer la tarea la de las innumerables mujeres que son las principales protectoras de la alimentación. De acuerdo al manifiesto, las semillas son una obra de arte de la naturaleza, un regalo de las generaciones pasadas y de las diferentes culturas.
"En un deber, y una responsabilidad -dice- protegerlas y transmitirlas a las futuras generaciones. Son el primer eslabón en la cadena de los alimentos, la personificación de la diversidad biológica y cultural y un almacén para la futura evolución de la vida.”
Tanto la experta de la India, como los especialistas que trabajaron en la redacción del documento, desean que el contenido del manifiesto se convierta en políticas públicas. Explican que es necesario proteger los bancos de semilla que existen aparte los sitios de dónde son originarias las semillas de las especies, como los que están en otros lugares –llamados ex situ- y crear nuevos, territoriales o nacionales,y hasta individuales.
Para la física que recorre el mundo dando conferencias sobre el impacto de las prácticas agrícolas que utilizan agroquímicos y organismos genéticamente modificados, educar sobre el valor de las misma es clave.
Desde el inicio de la revolución neolítica, las comunidades rurales trabajaron para mejorar la producción, el gusto, el valor nutricional y otras características de las semillas. Socios de la naturaleza, han difundido y transmitido sus conocimientos sobre la salud y las propiedades curativas de las plantas, así como también de animales, del suelo y del agua.
Algunos acontecimientos iniciales de hibridación impulsaron el cultivo en escala de ciertos productos en sus centros de origen tales como el trigo en Mesopotamia, el arroz en Indochina, las papas y los maíces en América central, y desde ahí se propagaron por el mundo.
El intercambio gratuito de las semillas entre los campesinos trató de mantener la biodiversidad como un modo de asegurarse el alimento. Este pasaje se basó en la cooperación y en la reciprocidad, ya que los campesinos generalmente intercambiaban cantidades equitativas de semillas.
La libertad va más allá del simple intercambio: comporta la difusión de ideas, de conocimientos, de culturas y costumbres heredadas. Hoy, la diversidad y el futuro de las semillas está amenazada. De 80 000 plantas comestibles empleadas para la alimentación, sólo pueden ser cultivadas 150. Esto implica la desaparición de las semillas y de la diversidad de cultivos.
A este manifiesto le precede el Manifiesto para el Futuro de los Alimentos -2003- que propone pasos prácticos para seguir y da a conocer conceptos sobre la manera en que los alimentos se han convertido social y ecológicamente en insostenibles. Es un llamado a orientar los esfuerzos para trabajar por un mundo más equitativo.

Para ampliar información:
http://www.grain.org/
http://www.saveourseeds.org/

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